jueves, 12 de marzo de 2009

5ª noticia, 2ª fase

El “Waterloo” de la Industria Musical
Primero fue Napster. Y el mundo nunca volvió a ser igual. El internauta descubrió que descargar una copia gratuita de cualquier canción, de cualquier músico, era cuestión de segundos. La industria discográfica se puso a temblar: empezaba la fiebre por poseer. Con un año de existencia, Napster se acercaba a los 22 millones de usuarios, todo un fenómeno en Internet; hasta Madonna quería invertir en la empresa….sin embargo, las editoras sabían que, con la ley en la mano, eran propietarias de la mayor parte del material que fluía por la Red. Acertaron: pocas semanas después, se dictaminaba que no se podía permitir el intercambio de canciones con copyright. Napster se hundió. Sin embargo las discográficas desecharon la oportunidad de subirse a un fabuloso modelo de negocio (y un extraordinario instrumento de mercadotecnia). Pasarían años antes de que la industria musical asumiera las nuevas pautas de consumo y fuera capaz de vender descargas; lo hicieron tan mal que un intruso como Apple se impuso con iTunes y el ipod. Para entonces, se habían multiplicado las redes de intercambio….

Pero hubo un antes a Napster. Knopper, redactor de Rolling Stone, recuerda que la industria vivió años de vacas gordas entre 1984-2000, gracias a una afirmación discutible y una clara mentira: convencieron al público de que el CD era un soporte superior al LP y que su fabricación era más cara. Se multiplicó por dos el precio de un lanzamiento y se persuadió al público a pagar el doble por música que ya poseía en vinilo. Además, se desatendió el mercado del single para potenciar el disco largo, abundante en rellenos pero más rentable. La consiguiente lluvia de millones, unida a la euforia desatada por mega éxitos como Thriller, logró que se perdiera todo sentido de la proporción. Se firmaron contratos tan generosos -Prince, REM, Springsteen, el propio Michael Jackson- que resultaban ruinosos si el artista vendía menos de 10 millones de copias de cada nuevo título.

En los últimos suspiros de la primera década del Siglo XXI, ha aparecido una nueva forma de entender la música. Daniel Ek y Martin Lorentzon han convencido a la industria de que el futuro de la música pasa por el acceso más que por la posesión. Ellos son los creadores de Spotify, el último fenómeno en Internet.

Spotify es un programa de música. Otro más. Pero increíblemente rápido y fácil de usar. Su interfaz es muy parecida a iTunes, pero Spotify ofrece música en streaming. Como tantos. Esto significa que los temas se escuchan gratuitamente desde cualquier ordenador conectado a Internet, pero no se pueden descargar. A Spotify, de momento, se accede por invitación. Pero ya ha encandilado a más de un millón de internautas de nueve países, incluida España, a los cinco meses de su lanzamiento.

No hay comentarios: